Los scones son unos panecillos originarios de Escocia, que comúnmente acompañan los desayunos o meriendas en Gran Bretaña.
Son muy fáciles de hacer, y por Internet se encuentran miles de recetas, desde dulces a salados, horneados o fritos. Para untarlos se usa mermelada, mantequilla y hasta nata montada. La verdad es que a mi me gustan mucho con dulce de leche, ja! pero es quitarle un poco la tradición, no creéis?
Aquí les dejo el enlace de la receta que usé: Scones. La receta está en inglés.
Ingredientes
450 g de harina de fuerza
2 cucharaditas de polvo de hornear
75 g de mantequilla
50 g de azúcar glás
2 huevos grandes
225 ml de leche.
Precalentamos el horno a 220ºc.
En cuenco ponemos la harina y el polvo de hornear tamizados; agregamos la mantequilla a temperatura ambiente y frotamos hasta que adquiera el aspecto de pan rallado fino. Tened paciencia, porque lleva su tiempo eliminar todos los trozos de mantequilla.
Agregamos el azúcar glás y mezclamos bien. Se baten los huevos con leche, y se separa dos cucharadas para pincelar los scones antes de hornearlos.
Añadimos la mezcla de huevos a la harina, revolviendo hasta obtener una masa suave. Debe quedar un bollo húmedo que al tacto se pegue a los dedos.
Colocamos un poco de harina sobre la encimera y estiramos con un grosor de 1-2 centímetros, procurando amasar lo menos posible. Cortamos con cortapasta redondo (yo utilicé uno de borde acanalado) de unos 5 cm de diámetro.
Los ponemos en una placa de horno enmantecada o forrada con papel de horno. Ahora los pincelamos con las dos cucharadas de leche y huevo que separamos antes, y los metemos en el horno durante 10-15 minutos, hasta que estén dorados y hayan subido. Legado a ese punto los retiramos del horno y los ponemos en una rejilla tapados con un paño limpio de cocina hasta que se enfríen. Si se puede, servir templados.
Yo los serví a la hora del té, con mantequilla y mermelada. Riquísimos.
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